En el 2006 hubiera podido llegar a la Presidencia de México, pero Felipe Calderón, del Partido de Acción Nacional (PAN), terminó ganando esas elecciones por menos de un punto porcentual. Después, se presentaron acusaciones de un eventual fraude que le dio la victoria a Calderón. Para muchos, Andrés Manuel López Obrador era el verdadero Jefe de Estado entre 2006 y 2012, pero no le alcanzó. ¿Se fortaleció como candidato en los últimos seis años o más bien dejó de ser un rival de peso para los demás?
Después de esas posibles irregularidades en los comicios, López Obrador buscó impugnar esos resultados que le significaron su derrota y tomar medidas como bloquear una de las avenidas más importantes de la Ciudad de México.
En ese momento, no podía permanecer con los brazos cruzados, pero tampoco acertó con sus acciones ni con su carácter explosivo y por el contrario, generó dudas en la gente, que no lo veía con la suficiente capacidad para gobernar. Sin duda, su imagen resultó lastimada después del 2006 y necesita recuperar a esos seguidores perdidos en estos años.
López Obrador necesita ser ese candidato fuerte que estuvo a punto de triunfar. El ex alcalde de la Ciudad de México puede aprovechar el llegar muy bien a las masas. En cuanto a sus propuestas, piensa gobernar para las mayorías porque buscará incentivar el crecimiento del país, con un seis por ciento anual, y la generación de de empleos. Su principal énfasis requiere estar en el trabajo formal porque gran cantidad de mexicanos vive en la informalidad. También, pretende reducir los altos sueldos del Gobierno, mejorar el sistema de impuestos y eliminar los monopolios para una verdadera competencia.
Sin embargo, no ha planteado una estrategia clara para luchar contra el crimen organizado, uno de los principales problemas del país azteca en la actualidad. Sin duda, le apostará al diálogo pero ¿en qué condiciones?
López Obrador requiere ser el representante de una izquierda no tan radical, es decir generar oportunidades, pero no ponerle condiciones al mercado, caer en el populismo y alejar la inversión. El ex alcalde del Distrito Federal no es cercano a los empresarios ni a las grandes cadenas de medios como Televisa y TV Azteca.
Su discurso ha sido más moderado recientemente y todavía podría llegar a un grupo de votantes independientes que no son simpatizantes ni del PRI ni del PAN aunque primero debe unir y fortalecer más a esa izquierda mexicana, que no ha podido ser la fuerza opositora ideal a pesar de que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) presentó propuestas interesantes y estuvo a punto de llegar al Poder alguna vez. Eso sí en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, esta colectividad cumplió una buena labor con Cuauthémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard.
López Obrador, a pesar de las acusaciones en su contra de corrupción, tuvo una gestión destacada debido a las diferentes obras viales que se realizaron, la mayor inclusión social que buscaba en los ancianos y madres solteras, así como la construcción de Instituciones de Educación Superior y de viviendas de interés social. Sin embargo, se le criticó por gastar más presupuesto que el adecuado. De otro lado, Marcelo Ebrard ha sido un gran alcalde en la Ciudad de México debido a sus permanentes iniciativas de reformas e innovación con miras al desarrollo.
López Obrador tiene importantes apariciones en Radio y Televisión que podrían ser mejor aprovechadas. La construcción de su imagen política todavía permanece en deuda. Ahora, muestra un perfil mucho más conciliador y alejado de la confrontación.
Esta podría ser la última oportunidad para que López Obrador llegue a la Presidencia en México porque en el 2018, ya no estarían dadas las condiciones para una nueva candidatura. Actualmente, no está entre los grandes favoritos, pero en estos cuatro meses todavía podría haber cambios. La Política es dinámica.